Nadie había prestado nunca demasiada atención a la Asyrr Vorgash, que apenas tenia un rango menor y cuya opinión nunca había sido tenida en cuenta en las reuniones del Ibeerdfy. Nadie se esperaba lo que Lord Keltur tenía preparado para el Reino.
Lord Kokath, Señor del Reino de Dendra llevaba casi un mes desaparecido. A pesar de que su ausencia no se había notado demasiado en el equilibrio político de Dendra, ya que los nobles le manipulaban como a un títere, su misteriosa desaparición empezaba a ser alarmante.
Tras siete horas de reunión del Ibeerdfy, el Consejo donde participaban todas las Asyrr nobles del Reino, la única decisión que se había tomado era explicarle al pueblo que se trataba de una más de sus extravagantes acciones, y que se esperaba que regresase pronto.
Keltur, el único de todos ellos que conocía el pastel, más que nada porque el mismo se lo había cocinado, aguardaba impaciente el desarrollo de los acontecimientos. Aún faltaban unos minutos para que llegase su momento, y mientras tanto esperaba observando como el representante del Gremio de Herreros se quejaba del cuantioso diezmo que exigía la Inquisición.
Ahora mismo, dicha institución se encontraba débil. El Archiprelado había tomado hace apenas unos meses medidas drásticas para paliar los abusos de sus dirigentes y aunque se estaban recuperando, lo hacían muy lentamente. Keltur ni siquiera les había tenido en cuenta en sus negociaciones… ya llegarían a un acuerdo más tarde.
El Maestro Herrero se retiró sin que nadie le hubiese dado más respuesta que un simple «se tendrá en cuenta». El Heraldo se disponía a anunciar la siguiente audiencia cuando Keltur pidió ser escuchado, lo que provocó un gran revuelo, pero de todos modos era un noble y tenía derecho a ello. Una vez se situó en el estrado, sus palabras despertaron hasta al más adormilado de los Consejeros.
– Yo, Keltur Vorgash, Patriarca de la Familia Vorgash, actualmente considerada Asyrr menor, declaro el fin de la Dictadura de Lord Kokath y el comienzo de un nuevo orden, el Imperio Dendrita. Declaro a la Casa Vorgash como la Asyrr Imperial y me proclamo a mí, su Patriarca, Emperador de Dendra.
Todos en la sala le miraban estupefactos. ¿Quién había dejado a un loco semejante entrar en la sala del Ibeerdfy? ¿A qué esperaban para echarlo? Pasado el momento inicial de sorpresa, algunos se echaron a reir, mientras otros gritaban que Keltur se fuera de allí, o llamaban a los guardias para que lo apresasen y encarcelasen. Por segunda vez, sus acciones fueron como un mazazo que impuso el silencio en la sala: tras depositar un bulto envuelto en un pañuelo sobre el estrado, carraspeó indiferente de los comentarios que se escuchaban a su alrededor y desenvolvió el contenido del bulto. La cabeza de Lord Kokath miraba con ojos vidriosos el techo de la sala.
La primera reacción fue el pánico, después aparecieron los insultos y poco a poco los más agresivos se acercaron a Keltur con malas intenciones. Keltur se limitó a hacer una señal con su mano y de repente la sala se vio llena de Soldados del Ejército de Dendra, que neutralizaron a los atacantes y rodearon a Keltur mostrando su apoyo a su pobre discurso.
Aún es pronto para saber que pasará, ni se conoce el porqué del apoyo del Ejercito a un noble menor. Las noticias llegan con cuentagotas desde la capital del Reino de Dendra mientras el Ejército mantiene la ciudad bajo sitio.
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