Cuentan que Haldo el peregrino, alumbrado por un milagro de Eralie en cierta región de Veleiron, se dirigió a sus habitantes con la necesidad de que en ese lugar se tenia que erigir un santuario en honor a Eralie.
Los habitantes de Veleiron fieles de Eralie no dudaron en ayudar al anciano y así tras obras en las cuales participaron artesanos y ciudadanos desinteresadamente invirtiendo sus ahorros, el santuario de Veleiron ya está acabado y Haldo ya se encuentra allí acogiendo a todas las almas fieles y necesitadas de fe.
Un saludo,
Aribeth, la Nacida de las Estrellas
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