Los gobernantes de Mor-groddûr han hecho una fuerte inversión en su ciudad.
Lo primero que han hecho ha sido ahorrar dinero retirando el sistema de faroleros que se dedicaban a alumbrar las calles, con lo cual la ciudad ha quedado prácticamente a oscuras, pero han reinvertido el dinero ahorrado en aumentar la producción de los talleres que suministran material a las tiendas y la herrería de la ciudad.
Ahora en ella se puede encontrar una serie de objetos indispensables que la producción interna antes no llegaba a cubrir.

Para no enviar al paro a los faroleros, se les ha encomendado la tarea de salir a la superficie y recoger periódicamente algunas plantas indispensables, que son puestas a la venta después en la tienda general de la ciudad.