Una simple firma fue todo lo que necesitó el emperador Keltur Vorgash para incrementar el presupuesto destinado a la defensa de Galador y desplazar a un batallón de millares de hombres a tomar posiciones y refozar sus ya casi inexpugnables defensas.

Aunque el dinero viene de buena gana para defender la ciudad de las arenas, los costes logísticos que suponen desplazar esos hombres desde Dendra a Galador serán costeados por las arcas de la ciudad, por lo que en un lapso de tiempo se pasará la factura.

Alabado sea el emperador.