Los siempre curiosos halflings, fascinados por las lluvias de flechas y saetas
que cruzan los cielos de Dalaensar estos días, se han parado a preguntarse por
qué no coger un arco y liarse a agujerear a sus vecinos goblinoides, que a su
parecer son unos blancos muy apropiados y divertidos; ¡no hay más que ver cómo
se desgañitan cuando una cerbatana se hunde en sus huesudos y verdes traseros!
¡y cómo corren despavoridos los diablillos!

Por desgracia, su tesón va varias zancadas por delante de sus posibilidades
físicas, y por ello son incapaces de manejar arcos largos y ballestas pesadas.
¡Pero eso no quiere decir que no vayan a disfrutar sacándose los ojos entre sí
con sus hondas, o perdiendo algún que otro dedo rollizo por pifiar una tirada
con sus arcos!